La inconfundible impronta de los hermanos Coen se hace patente en esta película de principio a fin. Una vez más, los Coen se valen de una historia concreta elaborar un retrato triste y bello al mismo tiempo de los Estados Unidos. Se trata esta vez de la América de Kennedy, donde un pobre cantante de folk va perdiendo el alma y la calma por las calles y locales del Greenwich Village neoyorquino. Una historia muy acorde a nuestros días por muchas razones. Entre ellas, la estética indie y la música folk, tan de moda en estos últimos años.
A propósito de Llewyn Davis presenta algunas notas particulares. Ese humor tan propio de otras películas de los Coen –donde lo absurdo, la caricatura grotesca y el humor negro se mezclan– aparece en esta cinta mucho más atenuado. Por el contrario, el filme desprende una mirada más seria y también más amarga. La sátira es atenuada hasta casi desaparecer, quedando como resultado la cruda historia de Llewyn Davis (Oscar Isaac), uno de los personajes más serios –más desesperanzados, tal vez– de la filmografía de los Coen.
Considero que este regusto triste que impregna el relato tiene puntos débiles y puntos fuertes. Por un lado, las desdichas del protagonista son tan abundantes que llega un punto en qué no nos sorprende lo que pueda ocurrirle. En su afán por trazar la vida de un perfecto antihéroe, los Coen cargan excesivamente la mano con desengaños amorosos, diálogos descarnados y amargura. Por otro lado, esa misma tristeza hace que las escenas musicales de la película –destaco las interpretaciones de Please, Mr. Kennedy y The Death of Queen Jane– luzcan con una fuerza especial. Si bien el brillante talento musical de Llewyn Davis no suple el vacío moral en el que el personaje se sumerge más y más, sí que contribuye a enriquecer con una extraña belleza lo que, a fin de cuentas, es la melancólica historia de un hombre sin hogar, siempre a un palmo del naufragio.
Oscar Isaac interpretando al quijotesco Llewyn Davis |
La búsqueda del hogar es un tema recurrente en las películas de los Coen. A propósito de Llewyn Davis vuelve a abordarlo, dándose en esta cinta varias similitudes con O’Brother!. En el filme del año 2000, tres presidiarios, encabezados por Ulises Everett (George Clooney), se daban a la fuga con el fin de volver a sus hogares. En el caso presente ni el mismo protagonista es consciente de su verdadero y único anhelo: volver al hogar, entendiendo este término como sinónimo de la propia identidad. En su particular odisea, Llewyn Davis es seguido por un misterioso gato. Una y otra vez, el protagonista se pregunta cuál será el nombre del animal. Finalmente lo descubre: Ulises. El animal, cuya vida parece similar a la de Davis en su deambular por Nueva York, desvela al protagonista su verdadero nombre: Ulises, el hombre que atravesó mil penurias para volver a casa. Si bien se trata de una valiosa revelación para Davis que le da de bruces con su misión en la vida, la historia pronto nos da a entender –aquí está la mayor desesperanza– lo lejos que se encuentra el protagonista de alcanzar esta meta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario