viernes, 3 de enero de 2014

Más alto, más lejos

CADENA PERPETUA (Frank Darabont, 1994)

Por Marcos Ondarra

La esperanza es un tema que ha dado lugar a muy distintas obras literarias y películas. Entre ellas destaca Cadena Perpetua (Frank Darabont, 1994), adaptación del relato de Stephen King titulado Rita Hayworth y la redención de Shawshank (1982). La película es toda una obra de culto que habla sobre la esperanza y la dignidad humana. Obtuvo siete nominaciones a los Oscar.

Cadena perpetua trata sobre la vida en prisión de Andy Dufresne (Tim Robbins), un joven banquero de éxito, condenado injustamente a cadena perpetua por el asesinato de su esposa y su amante. En los más de veinte años que pasa en prisión, se hace muy popular entre los reclusos y los propios funcionarios de la cárcel, llegando a entablar amistad con el alcaide de la prisión. Nunca pierde las ganas de vivir ni sus ganas de ser libre. Al final consigue escapar mediante un complejo plan y vivir en libertad con su mejor amigo -al que conoce en la cárcel-, Red (Morgan Freeman).


Cuando Andy Dufresne es condenado a cadena perpetua tras ser acusado injustamente por el asesinato de su mujer y su amante, podía haber actuado como todos los demás, dejándose llevar por la desolación, el desasosiego, por la desgracia que supone el haber sido encerrado y privado de libertad hasta el fin de sus días. Sin embargo, Andy se refugia en pequeñas cosas como recolectar piedras del patio para tallar figuras de ajedrez en su celda o intentar hacer amigos que le ayuden a sobreponerse. Nunca perdío la esperanza.

Inolvidable escena con Las bodas de fígaro
De nada serviría hablar de la esperanza que muestra el personaje de Andy sin hacer referencia a escenas de la película que lo muestren. 

La célebre escena del gramófono es un precioso momento que simboliza que la esperanza se encuentra en la belleza, en el arte como expresión del espíritu. Andy se queda sólo en el despacho del gerente y aprovecha para encerrarle en el baño y hacer, mediante los altavoces, que toda la prisión escuche un fragmento de Las Bodas de Fígaro de Mozart. Lo hace con el fin de que, por unos efímeros instantes, todos se evadan de su miseria y se sientan libres. Con respecto a esta escena, Red dice unas palabras de gran belleza, que han quedado como uno de los mejores monólogos de la historia del cine: “No tengo ni la más remota idea de qué coño cantaban aquellas dos italianas y lo cierto es que no quiero saberlo, las cosas buenas no hace falta entenderlas. Supongo que cantaban sobre algo tan hermoso que no podía expresarse con palabras y que precisamente por eso te hacía palpitar el corazón. Os aseguro que esas voces te elevaban más alto y más lejos de lo que nadie viviendo en un lugar tan gris pudiera soñar. Fue como si un hermoso pájaro hubiese entrado en nuestra monótona jaula y hubiese disuelto aquellos muros. Y por unos breves momentos, hasta el último hombre de Shawshank se sintió libre”. 

A mi modo de ver, esta escena simboliza lo que comentaba antes sobre empeñarse en vivir o morir, sobre cambiar nuestro entorno a través de cosas hermosas -como hace Andy- o quedarse quieto, impotente, encerrado, como se queda el gendarme ante la situación. Además, el gendarme, al igual que los otros guardias y el alcaide, no hacen ningún aprecio a la música, al contrario. Ellos simbolizan el tipo de personas que no harán nada por hacer de su entorno un lugar mejor.

Tras semejante hazaña, encierran a Andy durante dos semanas en el calabozo, pero él dice que no estuvo sólo, que Mozart le acompañaba en su cabeza y en su corazón: “Esa es la belleza de la música. Eso no te lo pueden quitar nunca, la necesitas para no olvidar que hay cosas en el mundo que no están hechas de piedra, que hay algo dentro que no te pueden quitar, que es tuyo: la esperanza”. 

La historia del entrañable anciano Brooks simboliza la otra cara de la moneda, la pérdida de la esperanza. Brooks es liberado y no encuentra un sentido a su vida fuera de prisión, lo que le lleva a suicidarse. Brooks llevaba cincuenta años en prisión y no conocía otra cosa. En prisión era un hombre importante, culto. Fuera de ahí no es nada. Un viejo inútil con artritis en las manos. Red se refiere a él de ésta manera: “Créeme, estos muros embrujan: primero, los odias. Luego, te acostumbras. Y al cabo de un tiempo, llegas a depender de ellos. Eso es institucionalizarse, te cierran de por vida, y eso es justo lo que te quitan”. 

Andy levanta los brazos al cielo al escapar de Shawshank
Por último, el ejemplo más claro de la esperanza de Andy es el minucioso plan que labró para escapar de prisión. Estuvo veinte años cavando un agujero en la pared de su cuarto con un pico diminuto que empleaba para tallar sus fichas de ajedrez, y ese agujero a su vez lo tapaba con un poster de Rita Hayworth -de ahí el título del relato de Stephen King: Rita Hayworth y la redención de Shawshank-. La escena en la que Andy por fin escapa de prisión y eleva los brazos al cielo es una de las escenas más icónicas de la historia del cine. Andy era una persona demasiado bondadosa, inteligente y esperanzada como para pasarse la vida en prisión. “Algunos pájaros no pueden ser enjaulados, sus plumas son demasiado hermosas. Y cuando se van volando se alegra esa parte de ti que siempre supo que era un pecado enjaularlos. Aún así el lugar donde tú sigues viviendo resulta más gris y vacío cuando ya no están”.

En su obra Las virtudes fundamentales, el filósofo alemán Josef Pieper se refiere a la esperanza como la juventud del alma, que, según él, afecta al ser humano de una forma mucho más profunda que la juventud natural, corporal. Esta juventud fundada en lo sobrenatural -propia de los cristianos- vive de una raíz soterrada en una zona del ser humano a la que no alcanzan las fuerzas de la esperanza natural. Pues la juventud sobrenatural deriva de la participación en la vida divina, que nos es más íntima y próxima que nosotros mismos. Andy Dufresne poseía esta juventud del alma. Pasa veinte años en prisión y físicamente se puede observar su decadencia a lo largo de la película pero durante todos esos años que pasa en prisión, su juventud del alma no hace más que crecer.

Red (Morgan Freeman) y Andy (Tim Robbins), amigos esperanzados
Pieper señala que, junto con la humildad, la esperanza está sustentada por la magnanimidad, una virtud que ha sido muy olvidada. Esta es la tensión del ánimo hacia las grandes cosas. Tiene magnanimidad el que se exige lo grande y se dignifica con ello. Así pues, la magnanimidad se apodera del impulso de la esperanza natural y lo conforma con arreglo a la realidad del ser humano. La grandeza de ánimo es, como dice Santo Tomás, “el ornato de todas las virtudes”. Andy demuestra su magnanimidad a lo largo de la película. La demuestra, por ejemplo, en la escena del gramófono, donde intenta hacer llegar a todos un atisbo de esperanza. Actúa pensando a lo grande.

Las palabras finales de Red al ser liberado de Shawshank son una buena síntesis de lo dicho acerca de la esperanza: “Me doy cuenta que estoy tan emocionado que apenas puedo quedarme quieto y pensar claramente. Creo que es la clase de emoción que sólo puede sentir un hombre libre, un hombre libre que comienza un largo viaje de final incierto. Espero cruzar la frontera, ver a mi amigo y darle un abrazo. Espero que el pacífico sea tan azul como siempre he soñado pero sobretodo, espero nunca más perder la esperanza”.

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