The Artist nos cuenta la historia de George Valentin –digno retrato de estrellas de cine mudas como Rodolfo Valentino-, un actor en la cúspide de su carrera a quien el orgullo le impide advertir la delgada línea que separa la fama del fracaso. En su espiral de éxitos tropezará con Peppy Miller, una chica cualquiera que despuntará en las pantallas al tiempo que Valentin es desterrado por la llegada del cine sonoro.
Realizar una película muda en blanco y negro es la apuesta más arriesgada. Pero Hazanavicus ha sabido cruzar la cuerda floja -con el riesgo de caer en un preciosismo vacío de contenido- con elegancia y estilo. La suya es una cinta innovadora y moderna, en la que late la esencia del cine clásico –y de cualquier cine-, que es desvelada al espectador como por vez primera. Es la perenne novedad de lo clásico, que nos encandila y nos devuelve ese asombro ante el gran milagro del cine.
Considero que The Artist es, al mismo tiempo, una película de su tiempo, pues contiene una sugerente reflexión sobre lo que podríamos llamar las “muertes del cine”. Muchos anuncian en nuestros días –como sucedió en los años veinte con la irrupción del sonoro- la muerte del cine. No obstante, el éxito de una película como esta nos demuestra que el cine es algo más que palabras, y también algo más que 3D y efectos visuales. El cine es siempre cine: un territorio –como decía Godard- donde se dan cita la risa y el llanto, la catarsis y, en fin, el propio conocimiento. Hazanavicus ha sabido engarzar todos estos elementos con la sencillez de los años veinte, haciéndonos recuperar durante hora y media una inocencia perdida.
George Valentin, estrella del cine mudo |
1 comentario:
Muy buena, pero, en mi opinión, Blancanieves (la española también muda y en blanco y negro) le da mil vueltas. Gran crítica
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