viernes, 12 de abril de 2013

Tras la locomotora de Spielberg

SUPER 8 (J.J. Abrams, 2011)

Orson Welles dijo que el cine es como el más hermoso tren eléctrico que un muchacho jamás pudo soñar. De ser así, el cine de Spielberg es una gran locomotora con un brillo y sonido especiales, que arrastra a numerosos admiradores por su misma vía. Es el caso de Super 8, donde J.J. Abrams nos cuenta la historia de Joe Lamb, un chico de Ohio que juega con sus amigos a rodar películas de zombis al tiempo que una misteriosa amenaza se cierne sobre su pueblo. 

La película de Abrams rebosa por todos sus poros guiños y alusiones a títulos como E.T., Los Goonies, Cuenta conmigo o Encuentros en la tercera fase. Puede decirse que el error de Super 8 es ser un gran pastiche que no aporta nada nuevo. Sin embargo, considero que este es precisamente el propósito del cineasta, que no sólo logra imitar un estilo con pulcritud, sino que además entretiene. A lo largo de la película, advertimos el traqueteo y el silbido propios de la locomotora de Spielberg: temas como el encuentro con el misterio, la creatividad de los niños, el final de la infancia o las familias rotas. 

A pesar de tratarse de una historia de ciencia ficción, lo que dota de verdadero atractivo a esta película son las interpretaciones. En este sentido, Abrams realza demasiado la trama paranormal -aderezada con un excesivo despliegue de efectos visuales- y explota poco la trama de los chicos, sin duda la mejor baza de Super 8. Los personajes de los niños, con personalidades dispares y bien perfiladas, aportan diferentes toques de humor muy acertados, aunque sin salir del estereotipo.

Las interpretaciones de los niños son la mejor baza de Super 8

1 comentario:

Unknown dijo...

La escena de Elle Fanning en el andén es increíble. Es un homenaje a Spielberg, sin duda