sábado, 18 de abril de 2009

El último encuentro


El último encuentro (Sándor Márai. Editorial Salamandra. 188 págs.)


Breve y preciso pero, al mismo tiempo, intenso –agotador, me atrevería a decir- y desgarrador. En esta inusual obra, el literato húngaro hace gala de una pluma capaz de expresar de una forma fresca e inquietante, impúdica y amarga, los enigmas más recónditos que, desde hace cuarenta y un años, carcomen el alma del general, protagonista de esta historia. Con un ritmo lento, casi ceremonioso, propio de una mentalidad del Este de Europa como es la de Márai, se nos va desgranando, lentamente, el pasado del anciano militar. Una juventud imborrable, donde germinó su amistad con Kónrad, una amistad tan intensa y misteriosa que lo dejó herido de por vida y lo sumió en una tensa y solitaria espera, la espera del amigo fugitivo, cuyo rastro perdió cuarenta y un años atrás. Y es en una húmeda mañana de un día cualquiera cuando, inesperadamente, la espera toca a su fin para dar paso al esperado epílogo: el último encuentro.

A lo largo de toda la obra, el autor logra sumergirnos con maestría en una atmósfera pesada, caduca y en constante penumbra que será escenario del momento que el general ha aguardado durante décadas y cuya espera le ha dado aliento y fuerzas para continuar con vida. Entonces, a la luz mortecina de las velas, tendrá lugar el encuentro, momento en que todas las dudas, las inquietudes y los enigmas del general saldrán a la luz en un intento desesperado por obtener lo único que le resta: la verdad. A través de los prolongados monólogos del protagonista en este último encuentro, Sándor Márai nos plantea y trata de dar respuesta a cuestiones tan profundas como el verdadero significado de la amistad, el sentido de una vida movida por la pasión, el destino del hombre, etc. Desafortunadamente, las respuestas no son siempre satisfactorias y traslucen, en su mayoría, una visión gris y negativa del ser humano, a quien el autor considera avocado a un destino fatal.

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