miércoles, 22 de febrero de 2012

Una espiral de nostalgia

MIDNIGHT IN PARIS (Woody Allen, 2011)
En Midnight in Paris, Allen deja de lado el tono serio de sus dramas existencialistas para presentarnos una comedia romántica llena de magia, donde el autor nos pasea por su nueva ciudad predilecta: París.

En esta película, Owen Wilson interpreta el papel de Gil Pender, un personaje que bien podría entenderse como el alter ego de Allen: idealista y desesperado al mismo tiempo, soñador, despistado, romántico… Gil busca en París el rastro perdido de una época que siempre consideró fascinante: los años 20. Una noche, perdido por las callejuelas de la ciudad, verá realizado su sueño, descubriendo un mundo mágico en el que podrá codearse con personajes tan emblemáticos como Hemingway, Scott Fitzgerald, Cole Porter, Dalí, Picasso, etc.

El tono amable y melancólico de Midgnight in Paris, reforzado por una elegante banda sonora que combina diferentes épocas y estilos, viene acompañado por los temas habituales del cine de Allen. Por un lado, el sabor agridulce de un presente tantas veces vacío de sentido. "El presente es insatisfactorio, porque la vida tiene algo de insatisfactorio", reconoce Gil. Por otro, el anhelo nostálgico de un pasado nunca vivido y que por ello es idealizado hasta rozar el tópico. Gil es transportado a un mundo tan maravilloso como irreal, un sueño de cartón-piedra que despliega sus encantos entre las sombras de la noche para luego desvanecerse a la luz del sol. Allí Gil se enamorará de Adriana, una joven francesa que anhela a su vez de otro tiempo pretérito. Allen da a entender de este modo cómo la nostalgia siempre es un amor por lo irreal y, por ello, puede ser antesala de la angustia, otro tema en sus películas.

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